Resulta una absurda y peligrosa paradoja que, en medio de una crisis sanitaria nacional causada por el incremento casi exponencial de los casos de gripe AH1N1, la dirigencia de la Federación Médica Peruana insista en una jornada de protesta, que a fin de cuentas no es más que una paralización soterrada.
¿Y dónde quedó el juramento hipocrático, aquel que estatuye: “Para el tratamiento me inspiraré en el bien de los enfermos, en lo que yo pueda y sepa; jamás en daño suyo ni con mala intención”?
¿Cómo es posible que, sin sonrojarse, el presidente de la FMP, Leoncio Díaz, declare que tienen que paralizar porque esta medida fue decidida en mayo por los comités regionales? ¿Es que su agenda de huelgas es más importante que la salud de los enfermos y el país en alerta amarilla? ¿Están los médicos de espaldas a las clamorosas necesidades de los peruanos?
Esto es mucho más grave si se considera que, ayer mismo, la cifra de contagiados sobrepasaba las dos mil personas y que muchos hospitales estaban a punto de colapsar debido a la masiva afluencia de personas que creían haber contraído la enfermedad.
En esta coyuntura, ha sido público el llamado de los directores de hospitales al ministerio para que incremente el número de médicos, por lo que la fecha escogida para paralizar ha sido realmente desafortunada e irresponsable.
No estamos en contra de las protestas, siempre que sean legítimas. Es más, de modo reiterado hemos solicitado que se amplíen los presupuestos de salud —y de educación—, para poder construir más hospitales y ordenar el sistema integral de salud. También seguimos a la espera de que se deslinde responsabilidades en el sospechoso robo de más de 800 cajas de documentos del Ministerio de Salud, cosa que no se aclara hasta ahora.
En estas difíciles circunstancias hacemos un llamado a los médicos, así como a las enfermeras, técnicos y personal asistencial y administrativo a reflexionar sobre lo que está en juego en estos momentos y actuar con sentido común, responsabilidad y hasta generosidad.
La emergencia que vivimos con la gripe AH1N1 exige de todos, especialmente de los médicos, una actitud acorde, alturada y coherente. En todo caso, lo que pueden exigir es que se promueva el diálogo para evaluar sus reclamos.
Pero no deben insistir en una paralización que, finalmente, sería un chantaje recusable contra todos los peruanos, cuya salud se pondría en grave riesgo, incluso de muerte, por lo cual los médicos tendrían que asumir plena responsabilidad.
¿Y dónde quedó el juramento hipocrático, aquel que estatuye: “Para el tratamiento me inspiraré en el bien de los enfermos, en lo que yo pueda y sepa; jamás en daño suyo ni con mala intención”?
¿Cómo es posible que, sin sonrojarse, el presidente de la FMP, Leoncio Díaz, declare que tienen que paralizar porque esta medida fue decidida en mayo por los comités regionales? ¿Es que su agenda de huelgas es más importante que la salud de los enfermos y el país en alerta amarilla? ¿Están los médicos de espaldas a las clamorosas necesidades de los peruanos?
Esto es mucho más grave si se considera que, ayer mismo, la cifra de contagiados sobrepasaba las dos mil personas y que muchos hospitales estaban a punto de colapsar debido a la masiva afluencia de personas que creían haber contraído la enfermedad.
En esta coyuntura, ha sido público el llamado de los directores de hospitales al ministerio para que incremente el número de médicos, por lo que la fecha escogida para paralizar ha sido realmente desafortunada e irresponsable.
No estamos en contra de las protestas, siempre que sean legítimas. Es más, de modo reiterado hemos solicitado que se amplíen los presupuestos de salud —y de educación—, para poder construir más hospitales y ordenar el sistema integral de salud. También seguimos a la espera de que se deslinde responsabilidades en el sospechoso robo de más de 800 cajas de documentos del Ministerio de Salud, cosa que no se aclara hasta ahora.
En estas difíciles circunstancias hacemos un llamado a los médicos, así como a las enfermeras, técnicos y personal asistencial y administrativo a reflexionar sobre lo que está en juego en estos momentos y actuar con sentido común, responsabilidad y hasta generosidad.
La emergencia que vivimos con la gripe AH1N1 exige de todos, especialmente de los médicos, una actitud acorde, alturada y coherente. En todo caso, lo que pueden exigir es que se promueva el diálogo para evaluar sus reclamos.
Pero no deben insistir en una paralización que, finalmente, sería un chantaje recusable contra todos los peruanos, cuya salud se pondría en grave riesgo, incluso de muerte, por lo cual los médicos tendrían que asumir plena responsabilidad.
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