Martes 02 de febrero de 2010 - 07:28 am
Horror e indignación. Esos son los sentimientos que ha despertado el dramático caso del señor Jorge Villanueva Morales, de 86 años, a quien un deficiente equipo de médicos del hospital Alberto Sabogal de Essalud, en el Callao, le amputó equivocadamente la pierna izquierda que estaba sana, cuando debían operarle la derecha, y lo privaron finalmente de ambos miembros inferiores.
Este crimen no puede quedar impune, porque eso significaría coludirse con quienes han perpetrado un daño irreversible e irreparable que, como han reconocido abogados y médicos, va más allá de una simple negligencia. Es un delito tipificado en el Código Penal, con carcelería de uno a tres años, y pago de indemnización que deberán abonar a la víctima tanto los galenos involucrados como el propio Essalud, como tercero civil responsable.
Nada de esto, sin embargo, será suficiente frente a los perjuicios de esta incompetencia que, lo peor, puede repetirse si no se sanciona ejemplarmente a los responsables y si no se eliminan los vicios del calamitoso sistema de salud, público y privado.
Así lo prueba el drama del señor Villanueva, quien no habría sido el único en sufrir las malas prácticas del hospital Sabogal. Acaba de recibirse otra denuncia sobre infección posoperatoria en perjuicio de Emiliana Bazán, que el nosocomio niega.
Debe quedar claro que no se trata de agraviar al gremio médico. Se ha dado el caso de personas inescrupulosas que lucran con su propia desgracia, así como de enfermos que no aceptan los diagnósticos, lamentablemente, adversos.
Pero lo cierto es que, en los últimos meses, se han presentado de manera frecuente varios casos de negligencia médica en diversos servicios médicos del país. Además, no olvidemos a las dos clínicas limeñas acusadas de realizar trasplantes ilegales de riñón o las cirugías plásticas hechas por médicos sin experiencia en instalaciones precarias.
Sin duda, estos horrores no solo se producen en el Perú. El doctor Élmer Huerta ha explicado, en nuestra página web (blogs.elcomercio.pe/cuidatusalud), que 44.000 a 98.000 personas mueren cada año solo en Estados Unidos como consecuencia de un error médico; siniestro récord, que supera al de las muertes por accidentes de tránsito, el cáncer de seno o el sida, y que no reduce el grado de irresponsabilidad de los servicios peruanos, que tienen un handicap adicional: sus sistemas de seguridad no funcionan o son incapaces de reducir la probabilidad de errores y el desorden en materia de los protocolos de acción o indicaciones sobre la historia médica de los pacientes. Desde este punto de vista, no solo los equipos médicos son culpables. En realidad, todo el sistema de Essalud “está enfermo”.
Esa entidad, que pertenece al sector Trabajo, tiene que garantizar en principio, de ahora en adelante, una óptima calidad de vida para el señor Villanueva. También debe reformular inmediatamente todos sus sistemas internos para evitar que estos errores inconcebibles y repudiables, que denigran la función médica, se repitan en perjuicio de más asegurados. De lo contrario, sería preferible clausurar el Sabogal hasta que pueda velar por la salud de sus usuarios.
Muchos ciudadanos están aprendiendo a exigir respeto a su integridad, pero no todos ejercen ese derecho. El Colegio Médico debe ser más exhaustivo y sancionar públicamente las malas prácticas. El falso espíritu de cuerpo, además de repudiable, tampoco salva vidas. En cuanto al Estado, hoy más que nunca es urgente aprobar un fondo de riesgo médico o un mecanismo equivalente.
http://elcomercio.pe/noticia/408984/editorial-no-impunidad-negligencias-medicas
Horror e indignación. Esos son los sentimientos que ha despertado el dramático caso del señor Jorge Villanueva Morales, de 86 años, a quien un deficiente equipo de médicos del hospital Alberto Sabogal de Essalud, en el Callao, le amputó equivocadamente la pierna izquierda que estaba sana, cuando debían operarle la derecha, y lo privaron finalmente de ambos miembros inferiores.
Este crimen no puede quedar impune, porque eso significaría coludirse con quienes han perpetrado un daño irreversible e irreparable que, como han reconocido abogados y médicos, va más allá de una simple negligencia. Es un delito tipificado en el Código Penal, con carcelería de uno a tres años, y pago de indemnización que deberán abonar a la víctima tanto los galenos involucrados como el propio Essalud, como tercero civil responsable.
Nada de esto, sin embargo, será suficiente frente a los perjuicios de esta incompetencia que, lo peor, puede repetirse si no se sanciona ejemplarmente a los responsables y si no se eliminan los vicios del calamitoso sistema de salud, público y privado.
Así lo prueba el drama del señor Villanueva, quien no habría sido el único en sufrir las malas prácticas del hospital Sabogal. Acaba de recibirse otra denuncia sobre infección posoperatoria en perjuicio de Emiliana Bazán, que el nosocomio niega.
Debe quedar claro que no se trata de agraviar al gremio médico. Se ha dado el caso de personas inescrupulosas que lucran con su propia desgracia, así como de enfermos que no aceptan los diagnósticos, lamentablemente, adversos.
Pero lo cierto es que, en los últimos meses, se han presentado de manera frecuente varios casos de negligencia médica en diversos servicios médicos del país. Además, no olvidemos a las dos clínicas limeñas acusadas de realizar trasplantes ilegales de riñón o las cirugías plásticas hechas por médicos sin experiencia en instalaciones precarias.
Sin duda, estos horrores no solo se producen en el Perú. El doctor Élmer Huerta ha explicado, en nuestra página web (blogs.elcomercio.pe/cuidatusalud), que 44.000 a 98.000 personas mueren cada año solo en Estados Unidos como consecuencia de un error médico; siniestro récord, que supera al de las muertes por accidentes de tránsito, el cáncer de seno o el sida, y que no reduce el grado de irresponsabilidad de los servicios peruanos, que tienen un handicap adicional: sus sistemas de seguridad no funcionan o son incapaces de reducir la probabilidad de errores y el desorden en materia de los protocolos de acción o indicaciones sobre la historia médica de los pacientes. Desde este punto de vista, no solo los equipos médicos son culpables. En realidad, todo el sistema de Essalud “está enfermo”.
Esa entidad, que pertenece al sector Trabajo, tiene que garantizar en principio, de ahora en adelante, una óptima calidad de vida para el señor Villanueva. También debe reformular inmediatamente todos sus sistemas internos para evitar que estos errores inconcebibles y repudiables, que denigran la función médica, se repitan en perjuicio de más asegurados. De lo contrario, sería preferible clausurar el Sabogal hasta que pueda velar por la salud de sus usuarios.
Muchos ciudadanos están aprendiendo a exigir respeto a su integridad, pero no todos ejercen ese derecho. El Colegio Médico debe ser más exhaustivo y sancionar públicamente las malas prácticas. El falso espíritu de cuerpo, además de repudiable, tampoco salva vidas. En cuanto al Estado, hoy más que nunca es urgente aprobar un fondo de riesgo médico o un mecanismo equivalente.
http://elcomercio.pe/noticia/408984/editorial-no-impunidad-negligencias-medicas
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